Somos
dos enamorados
que
se cruzan
como
estrellas brillantes
en
los sueños del otro.
Somos
dos mundos
mirándose
sin cesar,
sin
dejar de maravillarse.
Somos
como planetas
que,
aunque se alejen,
giran
alrededor del otro.
Dos
sueños que resplandecen
en
la noche
porque
son uno para siempre.
Estamos
destinados
a
encontrarnos una y otra vez,
porque,
a pesar de la distancia,
nunca hemos dejado de amarnos.