El olvido

De esos que fuimos 

en los sueños del otro 

no hemos vuelto a saber nada.

Nuestro recuerdo ha partido.

Ese otro yo que era tuyo

tal vez siga contigo,

pero ahora camino solo

detrás de ese que cada día

se parece más a mí.

Otro yo

Tengo otro yo,

amanuense de todas mis tristezas y dolores,

que no sabe que hay otro en mí

que vivió muchas vidas,

muchos sueños, que amó a las mujeres

y oyó y escuchó

a los sabios y a los tontos por igual,

que olió la tierra caliente,

aspiró el aire de los páramos,

nadó ríos, lagos y mares,

ascendió montes y descendió a los infiernos,

y se puso como meta 

no tratar de llegar al cielo,

sino dejar que junto a ti

la vida nos lloviera encima.

No soy perfecto

No soy perfecto,

caigo en la tentación con frecuencia

y no me siento mal por ello.

Me gusta saber

que soy sólo un hombre más.

No pretendo nada,

ni aspiro a nada distinto

que a vivir.

Me gustan las mujeres.

No lo quiero evitar, 
siempre me han gustado.

Por ellas soy poeta.

No creo en la verdad, ni en el bien,

tampoco en la bondad

y menos en la generosidad.

Sé que el egoísmo es la vida.

La libertad no existe.

La justicia escasea

y la vida siempre piensa distinto a nosotros.

El esfuerzo no es recompensado

y tiene más éxito el mentiroso.

Pero existes tú,

aunque seas sólo un sueño,

pero para mí eres real

como la lluvia que me cae encima,

como el sol que me quema

o el hambre que siento.

No soy perfecto,

pero cuando sueño contigo  

soy ese otro

que intuye que la vida vale la pena.

El amor

Desde mí,

como una corriente marina,

mi pasión

lleva deseos 
y sueños

que se convertirán 
dentro de ti
en canto, risa,

en todas nuestras vidas 
pasadas

y los hijos por venir.